Ella no soy yo, ni tú aquel tipo grandón.

Ella descubrió que hay paraísos en el callejón.
Ella no se aguantaba el cariño, porque decia que hacian frágil su corazón.
y él correspondió, cantándole: las serenatas que hablan de cosas que faltan, de cosas por hacer
canciones con perdón, de amor, pero antes del amanecer la calma se rompió.
En la ventana estaban tres: Ella,  la Luna y un tipo 'grandón' que le despeinaba las alas.
Y él le dijo: "No me vas a creer, pero el  bronceado de luna es lo que te delata."
Ella lo miro y sonrió, y  él se espanto, porque no pudo descifrar el misterio dormido de sus ojos, ni la tristeza melancólica de su sonrisa.
¿Has visto alguna vez a una mujer herida y sin Dios?
Ella Arranco el grito de lo más profundo de su dolor: "Puede que me dés el trago más amargo de tu copa de adiós, pero llévate tu lástima de mi callejón, que al olvido invito yo."

Pero pa' contarlo bien, hay un borracho que vive en la barra de un bar (en la esquina) y por un trago te canta, canta para invocarla, pero ella se derrama, se derrama en su recuerdo esfumado.
Ella no es una santa, pero tenia un paraíso en todo ese dolor lleno de escombros, pero me dijo... me dijo: "Dejame, que al olvido invito yo"   Y se fue, y se fue....

A la hora que se fue quedó en silencio el callejón;
y sobre el muro él pinto: El relámpago espontáneo de sus sonrisa, una sinfonía enigmática de armonías con demasiadas historias, demasiadas historias para una niña que no creía en Dios, ni en el amor.






Perdóname si siempre te rompo el corazón, pero amar me hace débil.